El Kirchnerismo se fracturó y Cristina se queda sola: Milei marca el rumbo

-Cristina a la Deriva: El Peronismo Salta del Barco y Milei Remolca el País

Si el peronismo fuera un barco, lo que pasó en Diputados con la votación para suspender las PASO fue el equivalente a chocar contra un iceberg, pero con la particularidad de que algunos tripulantes decidieron subirse a los botes salvavidas antes de que la orquesta terminara de tocar la marcha peronista. Sí, señores y señoras, lo impensado ocurrió: el kirchnerismo se fragmentó ante el avance del oficialismo libertario, y Cristina Kirchner se quedó con menos soldados de los que esperaba.

El gran golpe se dio cuando 25 diputados peronistas votaron a favor de la suspensión de las PASO, 24 se abstuvieron (clásico peronismo, siempre con un pie en cada lado por las dudas) y solo 43 defendieron la postura dura del kirchnerismo. En términos políticos, esto es como si en una batalla medieval, un buen número de caballeros hubiera decidido pelear para el bando contrario o, simplemente, quedarse tomando vino en la carpa mientras los demás se matan.

El gobierno consiguió media sanción para la suspensión de las PASO

Lo que queda claro es que el kirchnerismo ya no es el bloque monolítico y disciplinado que fue en otras épocas. Muchos dentro del peronismo ya huelen la debilidad de Cristina y, como buenos estrategas de la supervivencia política, empiezan a acomodarse al nuevo clima. Los gobernadores peronistas, en su mayoría, empujaron la suspensión de las PASO porque necesitan controlar mejor sus territorios sin internas costosas y desgastantes. Sergio Massa, por su parte, jugó su propio partido, como siempre, demostrando que su brújula política apunta siempre hacia donde haya una posibilidad de seguir en carrera.

El Mundo Está Mirando (Y Sonríe un Poco)

El peronismo fragmentado no es solo un culebrón doméstico, también tiene impacto afuera. La comunidad internacional ve con buenos ojos cualquier cosa que reduzca la influencia del kirchnerismo, porque —seamos sinceros— durante sus años de hegemonía, Argentina se convirtió en un dolor de cabeza para cualquier inversor que no quisiera lidiar con cepos, inflación descontrolada y discursos épicos sobre enemigos imaginarios. La expectativa de que esta grieta interna debilite el poder del kirchnerismo es un mensaje claro para los mercados y para los países que alguna vez vieron a Argentina como una tierra de oportunidades antes de que se volviera un experimento de economía mágica.

 La caída del kirchnerismo como fuerza dominante en el peronismo abre la puerta a un país más predecible, más amigable con la inversión y, sobre todo, menos inclinado a repetir fórmulas que llevan décadas fracasando.

Conclusión: Un País Que Se Libera (Literalmente)

La fractura del kirchnerismo no solo es un problema para Cristina, sino una oportunidad para Argentina. Menos kirchnerismo significa menos clientelismo, menos relatos épicos sobre la «Patria en peligro» cada vez que hay que pagar una deuda, y más posibilidades de construir un país que no dependa de subsidios eternos y de peleas con el FMI cada cinco años.

El Titanic peronista está haciendo agua, pero la diferencia con el original es que esta vez, el iceberg no es un desastre, sino una oportunidad de cambio. Queda por ver quién se salva, quién se hunde con la bandera en la mano y, sobre todo, si Argentina aprovecha la chance de navegar hacia aguas más claras.