Clausuran carnicería conocida: Carne en mal estado, controles de mentira y un pueblo obligado a comer basura

-Entre Podredumbre y Abandono: Así Nos Obligan a Vivir en la Provincia Feudo del Peronismo

La Dirección General de Agricultura y Ganadería, a través del Área PROCARNE-Fiscalización, realizó un nuevo operativo de control en carnicerías. ¿El resultado? Otro comercio clausurado y una tonelada y media de carne en dudoso estado. Nada nuevo bajo el sol santiagueño, donde los controles aparecen de vez en cuando para la foto, pero el desastre sanitario sigue siendo moneda corriente.

Esta vez, el hallazgo se dio en un local de Av. Solís y Santa Fe, donde las autoridades encontraron dos cámaras frigoríficas repletas de carne roja sin inspección veterinaria ni sellos de frigoríficos habilitados. Traducido: nadie sabe de dónde salió esa carne ni en qué condiciones llegó a las góndolas. Pero claro, como en tantas otras ocasiones, este comercio ya había recibido apercibimientos previos. ¿Y qué pasó después de aquellos avisos? Nada. Hasta que alguien decidió hacer otro “gran operativo” y volver a descubrir lo obvio.

¿Por qué siempre lo mismo?

La historia se repite con un guion predecible:

  1. Se detecta carne de dudosa procedencia.
  2. Se decomisa y se clausura “preventivamente” el local.
  3. Se dona la mercadería a alguna entidad (en este caso, la Asociación Civil Bichos).
  4. Todos se felicitan entre sí por el “operativo exitoso”.
  5. La gente sigue comprando carne en lugares sin control porque no le queda otra.

Y mientras tanto, ¿qué pasa con las pollerías? Porque si de controles hablamos, basta con recorrer cualquier barrio para encontrar pollos almacenados en heladeras que parecen salidas de un museo de antigüedades, con higiene cuestionable y sin trazabilidad clara. Pero claro, ahí nadie mira demasiado.

El precio de ser una provincia pobre y sometida

Santiago del Estero es una de las provincias más pobres del país, y no por casualidad. Décadas de peronismo han convertido a esta tierra en un feudo donde el desarrollo es un espejismo y la gente sobrevive como puede. Mientras el gobierno provincial gasta fortunas en festivales y propaganda, los santiagueños tienen que elegir entre comer carne de dudosa procedencia o pagar precios inalcanzables en comercios habilitados.

Los controles esporádicos no solucionan nada porque el problema es estructural:

  • Hay negocios que siguen operando con carne sin trazabilidad, y el gobierno mira para otro lado hasta que la podredumbre es insostenible.
  • Los consumidores no tienen alternativas reales porque el mercado está desregulado y el salario no alcanza.
  • El comercio informal sigue creciendo porque en esta provincia solo prospera el que se acomoda al poder.

Y mientras todo esto pasa, la provincia sigue igual: con rutas destruidas, barrios sin servicios básicos y una capital que más allá del centro es puro abandono.