-Trabajadores Esenciales en Santiago: Viajan a Dedo y Cobran Migajas
Si usted es docente, médico o policía en Santiago del Estero, le tengo una noticia: está nominado al premio a la sobrevivencia extrema en el siglo XXI. ¿El premio? Un sueldo que no alcanza para llegar a la quincena y un bono que, como un mago barato, aparece y desaparece en un abrir y cerrar de ojos.
En un rincón olvidado de Argentina, donde el sol quema más que la indignación popular, los trabajadores esenciales cobran sueldos que rozan la línea de indigencia. Los docentes, por ejemplo, perciben alrededor de $275.000 mensuales en su básico, un monto que se evapora entre alquileres, comida y los boletos de colectivo que consumen la mitad del salario. Porque sí, muchos docentes santiagueños deben viajar cientos de kilómetros al interior, a veces a dedo, arriesgando sus vidas en rutas que parecen más escenarios de Mad Max que caminos en una provincia argentina.
Por otro lado, los médicos y policías, quienes tienen la titánica tarea de sostener un sistema de salud y seguridad colapsado, tampoco la pasan mejor. Sus sueldos no reflejan el sacrificio que hacen día a día, y mucho menos la responsabilidad que cargan sobre sus espaldas. Pero, ¡tranquilos! Que el gobernador Gerardo Zamora tiene una solución infalible: BONOS.
Más allá del aula y el sueldo
Además del sueldo de miseria, los docentes santiagueños enfrentan un verdadero Tour de la Supervivencia cada día para llegar a sus escuelas. Muchos deben viajar cientos de kilómetros a dedo, apostando su suerte a que los levante un buen samaritano y no un peligro en potencia. Otros gastan casi la mitad de su sueldo en pasajes de colectivos destartalados o, peor aún, en remises truchos, esos vehículos en los que cada viaje es una ruleta rusa entre llegar a destino o quedar varado en medio de la nada. Y como si fuera poco, las rutas santiagueñas, plagadas de baches y con camiones que pasan como misiles, convierten cada jornada laboral en una odisea donde enseñar es solo la última de las preocupaciones..

El pueblo está cansado: Pan para hoy, hambre para mañana
El Zamorismo se ha convertido en una máquina de imprimir bonos: dos en el año, que suman unos $1.300.000, y un aumento del 60% en los sueldos. ¿Solución real? No. Es como querer tapar el sol con un dedo o como darle un chicle a alguien que tiene hambre de verdad. Los bonos son el equivalente político a darle caramelos a un niño para que no llore: lo entretienen un rato, pero el problema sigue ahí.
Mientras tanto, la gente ya no come vidrio. La indignación crece en cada escuela donde los maestros dejan el alma por un sueldo de miseria, en cada hospital donde los médicos hacen malabares con pocos recursos, y en cada comisaría donde los policías deben lidiar con el crimen sin un salario digno.
En Santiago del Estero, los trabajadores no solo están mal pagos, sino que también deben lidiar con una calidad de vida que se deteriora día a día. Ya no alcanza con tirar migajas y esperar que la gente aplauda. Es momento de que los santiagueños exijan lo que les corresponde: salarios justos y condiciones dignas de trabajo.
Porque el pan para hoy no alcanza cuando hay hambre todos los días.